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Nuevo Barrio

  • Foto del escritor: Nicolas Ferreira
    Nicolas Ferreira
  • 22 sept 2016
  • 3 Min. de lectura

La verdad nadie me ha preguntado por que elegí la calle Nataniel Cox para vivir, Santiago es una ciudad grande, llena de posibilidades, y yo finalmente decidí instalar mi hogar en pleno centro de la ciudad, un lugar oscuro, húmedo, caótico…


Son muchas las razones que me llevan a habitar el centro neurálgico de Chile (y si me pongo chovinista, de Sudamérica). La primera es su calidad recreativa-arquitectónica, ¿Saben lo que cuesta encontrar en Santiago un paseo peatonal lleno de fuentes ornamentales, estatuas de próceres, cafés simpáticos, librerías especializadas, restaurantes tradicionales, que sea tranquilo, que se respire civismo, que tenga arboles y hasta pasto, sin basura y que más encima te lleve por un lado a un parque amplio y bien cuidado, y por el otro a un centro de civismo sin igual como es la casa de gobierno? Literalmente es imposible de encontrar, pero el Paseo Bulnes, que me queda a media cuadra, es lo más parecido a eso.


Hay una variable histórica, que también influyó bastante en mi decisión final de habitar la calle que hace honor al célebre agrónomo y político del siglo XIX. Nataniel Cox es parte del polígono formado por las calles Agustinas, Teatinos, Alonso de Ovalle, Zenteno y Morande, más conocido como el barrio cívico de Chile, cuyo eje principal inicia en el Parque Almagro y termina en la plaza de la constitución, unidos mediante el Paseo Bulnes, que surca un sinfín de ministerios y edificios gubernamentales, además de la cripta de O’Higgins, la Plaza de la Ciudadanía y el mismísimo Palacio de la Moneda. Simbólicamente través del paseo fluye la voluntad de la ciudadanía desde el congreso (el cual debería estar construido en el Parque) hacia La Moneda en donde se ejecutará, por eso el nombre de la Plaza de la Ciudadanía, y la importancia de que ningún monumento u edificación obstruya el paso entre el Paseo Bulnes y la Casa de Gobierno, como ocurrió por ejemplo con el Altar de la Patria y la Llama de la Libertad, que irónicamente desde un punto de vista simbólico, fueron construidas y mantenidas durante el Gobierno Militar, celebrando la “Liberación de la Patria del Marxismo”, pero coartando toda posibilidad democrática de gobierno.


Un tercer factor, más frívolo pero no menos válido, es el hecho en sí de estar tan cerca de La Moneda, es sin duda profundamente aspiracional, pero estar físicamente cercano al lugar donde se toman las decisiones más importantes del país, es cuando menos, motivador. Cuando me decidí a buscar un lugar para compartir con mi novia, pensé inmediatamente en una frase, que creo, dijo Lennon al llegar a NY, “Si estuviéramos en la época de los romanos, viviría en Roma, y Nueva York es el la Roma de nuestra época”, si Chile fuera Roma, y yo viviera en esa época, de seguro intentaría vivir lo más cerca posible del palacio de Cesar, de donde las cosas pasan, desde donde se decide el futuro del Imperio.


En lo que ahora es mi barrio, cada día saludo a Alessandri, a don José Miguel y don Bernardo, a Fray Camilo Henríquez y uno de estos días seguro iré a saludar a Pedro Aguirre Cerda también. Voy a una botillería que se llama “El Progreso”, conozco una schoperia de nombre “Las Delicias” y tengo en plan visitar un restaurant atrapado en el pasado de nombre “Rimbaud”, poeta maldito con el que comparto cumpleaños. Pensándolo bien, ya entiendo por nadie me pregunta por qué elegí construir mi hogar en este húmedo, oscuro y caótico lugar… definitivamente me viene este barrio.


Publicado ElParadiario14 como: Regionalistas?: ¡Yo Elijo Santiago! agosto-2011

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