Deseo de Año Nuevo

Año nuevo debe ser una de las fiestas más masivamente celebradas del mundo, más que cualquier celebración religiosa, incluida la Navidad (incluso ahora que ha perdido su sentido), más esperada que los cumpleaños y más sentida que las fiestas patrias.

En año nuevo dejamos ir nuestras amarguras y fracasos, mientras abrazamos la esperanza de una mejor jornada, los más ancianos reflexionan en si será este su último año, mientras los más jóvenes tememos que efectivamente este sea el año en que dejemos de ver a nuestros mayores. Que ilusos ambos.

Este ha sido de verdad un año muy complicado para nuestro país, ni siquiera voy a enumerar las catástrofes que han ocurrido, ustedes deben conocerlas mejor que yo. Sin embargo para mí ha sido un año especialmente movido. Compromisos laborales, académicos y sentimentales, que si bien nunca terminan, han sufrido un sinnúmero de transformaciones, la gran parte de ellas positivas.

Terminé mis estudios de ingeniería, escribí la tesis acerca de los “Encadenamientos productivos”, terminé mis prácticas laborales, levante mi primer emprendimiento independiente “La esquina del Bebé”, además por supuesto del chiche que comparto con mis 8 compañeros que es “Lleku”, en donde me desempeño como Gerente y Director del equipo de ventas. El siempre interesante y vertiginoso mundo de la política me ha sonreído desde sus varias caretas, fui parte de uno de los grandes hitos de la política de los últimos 20 años, mientras mi futuro en este ámbito aún se escribe en diferentes trincheras. Final y posiblemente el más importante suceso, es que este año me decidí a dar el paso que definirá mi vida… me caso.

El 2010 ha sido un año doloroso, pero no por eso malo, debemos aprender de los errores que cometimos, para nunca más volver a pasar por ellos. El 2011 puede ser el escape para muchos, el fin de un ciclo que queremos olvidar, sin embargo no por comenzar un nuevo ciclo solar, desaparecerán mágicamente nuestros problemas, ya quisiera que fuera así de fácil.

Lo sé, para mi es fácil decirlo, yo no perdí mi casa, no lamenté la perdida de un familiar, ni fui despedido de mi trabajo. Pero si conozco la desazón, la desilusión, la impotencia, la tristeza y la perdida.

Mi deseo para este 2011 es que, más que esperanzas, este año les traiga fuerzas renovadas para ponerse de pié, como sé lo han hecho antes y lo seguirán haciendo.

Nicolás Ferreira Castro

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